Líquido de frenos, embrague y anticongelante

Vamos a hacer un repaso hoy a los diferentes líquidos que tenemos en nuestro coche y a su importancia y utilización:

Líquido de frenos

El líquido de frenos es un fluido hidráulico compuesto a base de alcoholes o glicerinas.

Este líquido tiene una alta temperatura de ebullición, lo que lo convierte en el líquido hidráulico idóneo para este circuito, dadas las altas temperaturas que se alcanzan en el circuito, concretamente en el entorno de las proximidades de los cilindros de freno.

Cuando manejemos este líquido, debemos tener cuidado de no tocarlo y evitar derrames, ya que produce un efecto decapante sobre la pintura de la carrocería.

El nivel en el depósito de líquido de frenos debe estar comprendido entre el mínimo y el máximo.

El líquido de frenos es higroscópico, es decir, tiene la capacidad de absorber la humedad contenida en el aire. Esto hace que con el paso del tiempo el líquido contenga una cantidad de agua tal que reduzca peligrosamente su punto de ebullición, pudiéndose dar el caso de que aparezcan burbujas de aire en el circuito, reduciendo alarmantemente la efectividad del sistema de frenado. Para evitar esto, es muy importante respetar los intervalos de sustitución del líquido propuesto por el fabricante, pues el uso y el paso del tiempo lo degradan inexorablemente. En caso de no disponer de intervalos de sustitución propuestos por el fabricante, es recomendable realizar estos cambios al menos cada dos años.

Líquido anticongelante

El anticongelante es un producto preparado a base de etilen-glicol y agua.

Existen distintas variedades, según la concentración de etilen-glicol. Las más frecuentes son:

  • 10% (intervalo de temperatura –4º C a 102º C)
  • 25% (intervalo de temperatura –12.5 º C a 103 º C)
  • 50% (intervalo de temperatura –37º C a 108º C)

 

El líquido es de diferentes colores (verde, rosa, amarillo, etc..). De esta forma, en caso de fuga, es más fácil detectar el origen de la misma.

La refrigeración es una misión fundamental en el normal funcionamiento del motor, un fallo en este sistema puede causar averías graves e incluso dejarlo inservible. Para evitar problemas con el sistema de refrigeración del motor han de controlarse tanto los niveles como el estado del líquido refrigerante.

El nivel del líquido refrigerante ha de estar, con el motor a temperatura ambiente, entre los puntos de referencia “Máximo” y “Mínimo” de la botella de expansión. ¡Atención! No abra nunca el tapón de la botella de expansión con el motor aún caliente, pues el líquido que se encuentra a alta temperatura y elevada presión podría producirle graves quemaduras.

El líquido refrigerante contiene alcoholes que rebajan el punto de congelación de éste. Con ello se previene, que ante importantes descensos de temperatura, el líquido se congele, lo que produciría graves daños a diferentes elementos del motor.

Con el paso del tiempo este líquido va perdiendo sus propiedades de refrigeración, prevención ante la congelación y sus funciones como inhibidor de la corrosión. Curiosamente este líquido pierde sus propiedades de manera más acusada con el paso del tiempo que con el uso. Respetar los intervalos de sustitución establecidos por el fabricante es una forma de garantizar las mejores condiciones de funcionamiento del motor.

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